En contraste con el grueso de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México sí cuenta con una normativa respecto al desarrollo de actividades laborales en condiciones extremas de calor o frío.
Esto cobra especial relevancia debido a las condiciones climáticas generadas por la cuarta ola de calor, que azotó el territorio nacional y dejó temperaturas récord de 40.6°C para la capital del estado, lo que obligó a la cancelación de actividades en algunas organizaciones y la modificación de la jornada laboral en otras más.
Se trata de la Norma Oficial Mexicana NOM-015-STPS-2001, publicada el 16 de junio de 2002 en el Diario Oficial de la Federación, con el objetivo de que las organizaciones establezcan condiciones de seguridad e higiene relacionadas con los tiempos máximos permisibles de exposición a condiciones térmicas extremas.
El documento refiere que «esta Norma aplica en todos los centros de trabajo del territorio nacional en los que exista exposición de los trabajadores a condiciones térmicas, provocadas por fuentes que generen que la temperatura corporal de los trabajadores sea inferior a 36°C o superior a 38°C».
Al respecto, Felipe Cuadra, cofundador y gerente de nuevos negocios en Rankmi, plataforma de gestión de personas líder en Latinoamérica, destaca la importancia de socializar dicha Norma entre los empleados y empleadores ya que en la actualidad es más bien bajo el nivel de fiscalización.
«Estos temas son cubiertos, cuando tu comparas la legislaciones laborales por artículos mucho más generales de ambiente apropiado de trabajo, etc. pero en México hay una normativa clara que se conoce muy poco y que tiene condiciones muy especificas respecto a qué tipo de trabajo se puede hacer en qué temperaturas, cuándo y cuánto tiempo debieses tener para recuperarte».
En el último informe generado por la plataforma para gestión de capital humano, destaca que el «estrés térmico laboral» generado por las altas temperaturas puede provocar desde un simple dolor de cabeza, a la aparición de debilidad, fatiga, irritación en la piel, calambres musculares, náuseas, abundante sudoración, deshidratación, confusión y problemas respiratorios, entre otros. A medida que la temperatura corporal supera los 37°C, nuestro cerebro se ve obligado a destinar más recursos para regularla, lo que afecta la atención, la concentración y la memoria.
Fuente:
El Siglo de Durango
Lee la nota completa: Falta socialización de la NOM-015-STPS-2001 en centros de trabajo (elsiglodedurango.com.mx)